La educación
La cuestión es que se me quedó grabado aquello de que "tu libertad termina donde comienza la libertad del otro". Es una mera cuestión de respeto e igualdad. Y da buenos frutos si se lleva a cabo. No alcanzo a imaginarme cuantos frutos de esos daría si se generalizara en el mundo.
Utopías aparte, hoy he encontrado diversas razones por las que es mucho más cómoda la intimidad de una casa para ver una película. Y, por qué no decirlo, el intercambio de archivos en Internet supone muchas ventajas si lo comparamos con el cine. (Que conste que sé apreciar la increíble diferencia visual de ver una película en el cine a verla en el sofá de tu casa de 30 metros en una televisión de 16 pulgadas, que es lo que cabe en el mini-salón).
En primer lugar, el precio. Hoy, miércoles día del espectador, uno supone que lo que se ahorrará con la entrada reducida supondrá en sí un ahorro. ¿Cuánta reducción va de la entrada normal a los 4 euros y 70 céntimos de la entrada reducida? Creo que unos 2 euros con 30, porque espero que la entrada no haya subido de los 7 eurillos, que se dicen pronto pero son más de mil pesetas. Antes, lo normal era cobrar la mitad del coste de la entrada el día del espectador. Ahora ha cambiado. Como casi todo.
La segunda razón de que se está mejor en casa que en ningún sitio es que puede tocarte el tocapelotas del sillón de atrás, a pesar de que ahora los asientos sean más amplios, algo que evita estos 'choques'. Está claro que la libertad de algunos no empieza donde otros.
Y luego el ruido ensordecedor de algunas escenas. Dan ganas de ir con tapones en los oídos por miedo a sufrir algún daño en el tímpano.
Si nos paramos a pensarlo todo se resume al respeto. El problema es que cuando pasamos la barrera de no respetar ni a los animales, la educación se revuelve a nada.
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