ETA anuncia el cese definitivo de su actividad armada

Cuando ciertas palabras se unen en una posición concreta,  a veces,  forman frases que hacen que a uno se le levanten las cejas y se le encoja el corazón. A veces con alegría, y otras con tristeza.

En este caso, la incertidumbre y la esperanza son los resortes que me abren los ojos ante el anuncio del cese definitivo de la actividad armada de ETA. Incertidumbre, antes de enfrentarme de lleno al comunicado, y esperanza, ante el continuo debilitamiento de la banda terrorista. Algo inevitable ante la noticia es pensar qué razones les empujan a realizar este anuncio en este momento. Para ser coherente con el escenario en que se produce es necesario echar la vista sobre la Conferencia de Paz celebrada tres días atrás en San Sebastián. Allí, mediadores internacionales como Bertie Ahern, ex primer ministro irlandés, Kofi Annan, ex secretario general de la ONU, o Gerry Adams, presidente del Sinn Féin, concluyeron la necesidad de finalizar este conflicto mediante un diálogo productivo entre la banda armada y los gobiernos de España y Francia.

Está claro que el comunicado de ETA llega en un momento idóneo para ellos, presentando sus respetos ante las autoridades internacionales que al hablar de víctimas engloban tanto a presos de ETA como a asesinados/familiares, en una conferencia en la que brillaban las ausencias de los gobiernos regional, nacional y de la oposición principal. Ahora anuncia el cese definitivo, atendiendo a las peticiones de extranjeros y de partidos políticos afines a su ideología y llama al diálogo a los gobiernos de Francia y España tal y como reza uno de los puntos del comunicado de la Conferencia de Paz.

Tampoco podemos olvidar que la ambigüedad y el oportunismo han sido siempre cartas de presentación de la banda terrorista vasca, algo que queda patente en anuncios como el cese permanente de su actividad armada en enero de 2011, previa entrada de Bildu en la política.

A un mes de las elecciones generales y en el contexto político que nos encontramos, solo queda confiar en que el comunicado de ETA se materialice en una entrega de armas acompañada de su correspondiente castigo. Entonces, hablaremos del fin de ETA con alivio, sin necesidad de recurrir a la esperanza.

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