Juegos para niños seguros y educativos gracias a Internet

La CE vela por la seguridad en los juguetes para niños en Europa 
pero algunos se escapan de su control. ¿Cómo pueden evitar riesgos los padres?

En primer lugar, cada niño es diferente por su edad, personalidad y circunstancias específicas. Por eso, desde la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), se recomienda tener en cuenta la personalidad del menor y diferentes aspectos propios de su crecimiento para sacar mayor rendimiento al juguete. Por ejemplo, entre los 7 y los 12 meses, el bebé desarrolla sus sentidos y su capacidad motriz, por eso es recomendable que fomente esos pequeños aprendizajes. Entre los 13 y los 18 meses, deben asentar los conocimientos previos y empezar a desarrollar la imaginación. Es hora de introducir las construcciones de cubos y los triciclos a su juego. Una herramienta en Internet que nos puede servir de gran ayuda para encontrar un juguete apropiado es el Ludomecum, una web con más de 700 productos infantiles. Ofrece una búsqueda rápida y fácil de juguetes adecuados al niño según su edad, tipo de juguete deseado e, incluso, permite la búsqueda de juguetes especiales en caso de que el niño presente alguna deficiencia.

Seguridad ante todo
Además de fomentar el aprendizaje, el ocio y el desarrollo del menor, es importante que el juguete no presente ningún riesgo para su integridad física. En España, el Real Decreto de 1990, que incorporaba así la directiva europea sobre este tema, recoge los requisitos mínimos de seguridad en cuanto a características físicas, químicas, mecánicas y eléctricas de los juguetes.
En principio, los juguetes marcados con el distintivo CE son aptos para su venta en Europa ya que, en teoría, han pasado los controles propios del fabricante y las inspecciones de consumo. Pero no siempre los juguetes que llegan a comerciarse han pasado estos controles, tal y como refleja el Instituto Nacional de Consumo en una web destinada en exclusiva a notificar juguetes peligrosos que han sido vendidos en España y Europa. Ante estas situaciones, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recomienda tomar una serie de precauciones antes de comprar un juguete que comprometa la salud del niño.

Piezas pequeñas, peligro de ahogamiento
El peligro que representan las piezas pequeñas y desmontables en los juguetes es evidente. El menor se las puede tragar o introducir en nariz y oídos. Por eso es importante que los adultos manipulen los juguetes para comprobar su resistencia. Así nos aseguramos que no se desprenden piezas pequeñas del mismo y que al caerse, por ejemplo, no se quiebre y produzca así bordes cortantes para el niño. Asimismo, para evitar esos cortes se recomienda también comprobar las aristas y bordes del juguete, a fin de que estos sean redondeados y no supongan riesgo alguno.
Los mangos y extensiones de los juguetes no deben ser muy grandes, para evitar que si el niño se los lleva a la boca pueda ahogarse. Ni debe tener ventosas, ni cordones ni cuerdas con los que pueda enredarse. Los rellenos de los peluches también son elementos de riesgo para un menor, ya que puede provocarles asfixia. Lo mejor es revisar las costuras para comprobar que no hay ninguna fuga de pelo. Al igual que en los artículos desmontables, los cuales habrá que comprobar que no se cierran solos ni pueden provocar cortes al niño. Cabe recordar que ni las miniaturas ni las figuras de coleccionismo son juguetes, por eso se recomienda guardarlos fuera del alcance de los niños.

Peligro de fuego y toxicidad
Todos los juguetes deben ser elaborados con materiales ignífugos, según dicta la ley. Ante esta particularidad, los juguetes deben superar la norma EN 71-2. Esta comprueba que, en caso de producirse un incendio, la combustión se realice de forma lenta y se evite el efecto relámpago. Los disfraces, pelucas, materiales postizos o los peluches, deben ser revisados siempre en este sentido.
Los juguetes a pilas representan dos problemas: la pila y el almacenaje de la misma. Las pilas en estos juguetes, deben ir colocadas con un cierre, para evitar que el menor las extraiga y se las lleve a la boca. Además, es muy importante que el cierre sea de tornillo y que solo los adultos puedan manipularlo, para evitar así la presencia de piezas pequeñas sueltas.
En cuanto a la toxicidad, hay algunos juguetes que pueden presentar materiales pesados como el plomo o el cromo en pinturas y colorantes. La UE aplica la norma EN 71 para controlar la presencia de estos agentes peligrosos, pero siempre son los padres, en última instancia, quienes tienen que cerciorarse de que así es.

Revisar y ordenar los juguetes
El trabajo con el mantenimiento del juguete empieza el mismo día de la compra. Desde entonces, se recomienda que se haga un seguimiento del juguete, para comprobar si tiene alguna parte rota o si se desmonta con el tiempo. Un buen momento para hacerlo es mientras se ayuda al niño a ordenar sus juguetes. De esta manera, se crea un hábito de orden con el que evitamos que se lastime a la hora de coger o guardar sus juegos. Algo importante a tener en cuenta es la diferenciación que hay que hacer entre los juguetes de niños grandes y de los pequeños. Estos deben estar separados, de manera que el menor no alcance los juguetes del mayor, ya que estos pueden representar un peligro para el niño.

* Artículo de propia autoría publicado en Suite101 el 2 de noviembre de 2010 y retocado en Elbailedelpescao el 7 de febrero de 2013. 

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