¿Revoltoso o TDAH?

Qué es y cómo se manifiesta en los niños el Trastorno por Déficit de Atención 
y/o Hiperactividad (TDAH). Detección temprana y primeros cambios en familia.


Hace ya cuatro meses que Luis comenzó a asistir al colegio y sus padres siguen con la esperanza de que cambie su actitud en clase. Entienden que en su casa su hijo pueda ser más o menos revoltoso, que se levante de la mesa varias veces mientras come o que le lleve toda la tarde en recoger sus juguetes. “Son actitudes típicas de la edad y poco a poco se irán limando con el tiempo”, piensan, sobre todo con la entrada en escena del colegio y la autoridad de los profesores. Pero lo cierto es que, lejos de mejorar la actitud de Luis, en su asistencia a clase muestra ausencia de interés y una actitud poco integradora con sus profesores y compañeros. Sus padres, frustrados ante los constantes intentos de rectificar la actitud de su hijo, creen que tendrán que convivir con Luis en su estado más revoltoso porque es su forma de ser. Algo totalmente alejado de lo que en verdad sucede.

Niño con TDAH

En realidad, el comportamiento de Luis responde a un Trastorno por Déficit de Atención y/o Hiperactividad (TDAH), un problema neurobiológico que impide que su cerebro actúe como es habitual. Provoca en el menor conductas hiperactivas, impulsivas e inatentas que, en función de su aparición, responderán a uno de los tres tipos de TDAH:
  1. Hiperactivo-impulsivo
  2. Inatento
  3. Combinado.

En profundidad, el TDAH se produce porque los neurotransmisores de la noradrenalina y la dopamina del menor se encuentran alterados, afectando así a las áreas del cerebro donde reside el autocontrol y la inhibición del comportamiento inadecuado. Es decir, que Luis no es travieso porque sea así, sino que es un niño con TDAH, un trastorno que, controlado, no debe afectar al desarrollo de su vida normal.


Detección temprana

Se estima que un cinco por ciento de la población tiene TDAH en alguna de sus variantes. Traducido a términos escolares, nos encontramos con uno o dos alumnos con TDAH en cada aula, uno de los ambientes donde mejor se aprecia el trastorno. De hecho, la detección del TDAH se suele hacer una vez el menor ha comenzado el colegio, pues ahora tiene que enfrentarse a otro ambiente, además del familiar, donde se harán más visibles las actitudes que este le provoca.

Para determinar si el menor tiene TDAH los síntomas se deben repetir en su comportamiento en, al menos, dos ambientes diferentes y se tiene que prolongar en el tiempo, como poco, durante 6 meses. Los seis o siete años suele ser la edad a la que se detecta el trastorno, momento en que habrá que comenzar a trabajar con especialistas para facilitar la vida del menor y prevenir así otros problemas que puedan surgir en su vida adulta.


Primeras reacciones

Ante la aparición de comportamientos propios del TDAH, los padres se preguntan siempre qué han de hacer en primer lugar. Una de las primeras recomendaciones es llevar un registro diario del comportamiento del menor en casa, una información que nos será útil al tratar el tema con personas de otros ambientes del niño. Tras la observación, lo primero que se ha de hacer es hablar con su tutor, el cual comenzará el protocolo de coordinación que deben seguir los centros educativos al detectar el TDAH.


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